F.M. Alexander... himself








Alexander, F. M. para los amigos, era  un hombre libre. O al menos eso pienso yo de él… Libre para cambiar, libre para decidir, libre para luchar y oponerse a imposiciones, para dudar, para parar, para decidir su propia vida. Hubo quien contó que era un hombre con un gran ego. Puede ser. A mí su historia me sugiere muchas cosas, cosas que yo querría para mis hijos, mucha autoestima, mucha determinación, mucha iniciativa, mucha creatividad, mucha voluntad. Creo que se pudo permitir el lujo de estar orgulloso de sí mismo...


Frederick Matthias Alexander (1869 - 1955) nació en Tasmania (Australia).
Era el mayor de ocho hermanos de una familia afincada en una granja aislada de Wynyard. Debido a sus problemas respiratorios, su madre decidió educarle en casa, lo que le dio la libertad para descubrir y desarrollar sus verdaderos intereses: su amor por los caballos, por el teatro, por Shakespeare y el arte de recitar. Bendito homeschooling…

A la edad de dieciséis años, se trasladó a la ciudad minera de Mount Bischoff, donde trabajó aquí y allá y se dedicó a estudiar teatro y aprender a tocar el violín por las noches de forma autodidacta. Cuando se lo pudo permitir, fue a Melbourne para convertirse en un recitador profesional, en actor, vaya, aunque parece que por entonces recitar Shakespeare era en sí una profesión.
En Melbourne, Alexander organizó su propia compañía de teatro amateur y pronto adquirió una excelente reputación actuando en los escenarios más importantes de la ciudad. Su especialidad era un espectáculo-monólogo con piezas dramáticas y humorísticas muy ligadas a la obra de Shakespeare.


Justo entonces, cuando comenzaba a ser reconocido, a finales de 1890, Alexander tuvo que enfrentarse a un problema que iba a poner en peligro su carrera, debido a la aparición de una afonía cada vez más acuciante y persistente durante sus actuaciones.



Buscó el consejo de entrenadores de voz, médicos y especialistas… sin ningún resultado. Así, finalmente, decidió resolver sus problemas por sí mismo.

Y este es el verdadero comienzo de la Técnica Alexander, el momento en el que el genio de Frederick Matthias, su educación y su historia comienzan a materializarse en un proceso de auto-observación y auto-ayuda.



FM Alexander no sólo recuperó su voz, sino que desarrolló una técnica basada en el buen uso y funcionamiento de sí mismo y el equilibrio correcto de la tensión de todo el sistema neuromuscular mediante la atención y el control conscientes.

Más tarde, comenzó a mostrar su técnica a los que acudían a él en busca de ayuda, en su mayoría actores y cantantes, en Melbourne y Sydney, hasta que se trasladó a Londres en 1904, donde trabajó hasta su muerte en 1955. En Londres, Alexander pronto adquirió gran reputación entre actores y científicos, educadores e incluso políticos.

Entre las dos guerras mundiales Alexander pasó unos años en los EE.UU., donde conoció y enseñó su técnica a John Dewey, filósofo y teórico de la educación que, entre otros, apoyó sus descubrimientos con sus propias teorías.
En 1931, de nuevo en Londres, Alexander abrió su primer curso de formación de profesores, de tres años de duración, y mantuvo esta actividad hasta su muerte, a la edad de 86 años.

La Sociedad de Profesores de la Técnica Alexander (STAT) fue fundada tres años después, en 1958, para preservar y continuar la obra de Alexander.



Con el tiempo, la Técnica Alexander se ha ido extendiendo por todo el mundo y existen asociaciones nacionales en distintos países, entre ellos España.

APTAE es la Asociación de Profesores de la Técnica Alexander de España, de la cual soy miembro desde sus inicios en 1998.