Mientras escribo acerca de mí, me sorprendo a mí misma inmersa en un mar de interrogaciones, ¿qué hago yo aquí, en la famosa "nube"?
Soy una mujer de mi tiempo, pero internet sigue sorprendiéndome y, por qué no decirlo, apabullándome un poco.
Es para mí un universo demasiado vasto, demasiado extenso.
Me sucede algo parecido con los paisajes espectaculares y grandiosos. Me cuesta abarcarlos.
Prefiero un paisaje cercano, colinas accesibles a donde poder ir andando si apetece, un paisaje que no me empuja, que me permite quedar en contacto conmigo misma. Y comenzar a caminar desde el aquí y ahora, sola, o de la mano de los que tengo cerca.
Pero el caso es que aquí estoy.
Después de caminar a través de mil y un caminos, de mil y un paisajes.
Después de 20 años trabajando y aprendiendo en cada sesión, en cada curso, en cada taller.
Desde Alemania, en mi querida Freiburg, donde conocí y aprendí la Técnica Alexander a través de la música, a través del dolor, de la inquietud, de la determinación,
y de la mano de Aranka Fortwängler, la mujer más honesta, sabia y hermosa que he conocido,
de Peter Fortwängler, inteligente y claro,
de Walter Tchaikovsky, mi primer profesor,
de Giora Pinkas, mi querido maestro, siempre alegre y comprensivo, bailarín, lleno de humor.
También me acompañaron en mi formación profesores como Uri Eschet o Schmuel Nelken, procedentes de Israel, representantes de las primeras generaciones de profesores de la Técnica Alexander.
Todo un lujo, vaya. Me siento afortunada, la verdad.
Después de siete años, llegó el momento de regresar a España.
A seguir creciendo, con mis miedos e incertidumbres, con mi optimismo y mi confianza en la vida, y con la certeza de tener algo valioso que compartir, sobre todo con otros compañeros músicos.
Talleres, cursos (Real Conservatorio de Música de Madrid, Joven Orquesta Nacional de España, Escola de altos estudios musicais, Conservatorio de Guadalajara, entre muchos otros),
clases particulares en Granada, mi primer destino después de Alemania.
Después, en Valencia, mi ciudad, y en Madrid durante 12 años.
Muchas cosas han pasado desde mi regreso de Alemania.
He crecido como profesora de Técnica Alexander, como madre (tengo dos hijos), como violonchelista (violonchelo barroco, de la mano de José Manuel Hernández), también como terapeuta Gestalt (Escuela Madrileña de Terapia Gestalt).
Cada cosa a su tiempo, poco a poco.
Ahora, la vida me ha traído de vuelta a mi tierra.
Desde Julio de 2011 estoy ubicada en la provincia de Alicante, en su montaña, cerca de la tierra, a veces muy cerca del cielo... hay que ver, qué hermoso lugar para vivir...
Y desde aquí, sigo impartiendo clases y cursos de la Técnica Alexander allá donde se requieran mis servicios y sobre todo en la Comunidad Valenciana.
Creo que puedo ofrecer una visión clara y sincera de la Técnica Alexander, desde lo que soy, como músico, como persona, desde mi experiencia. Es lo que tengo y es lo que puedo dar.
Acompañar, desde una vocación de servicio, a todo aquel, músico o no, que quiera conocerse, atreverse a cambiar, respetarse, parar, dejarse ser...
